Cero Tolerancia
Por Sh. Yahya Juan Suquillo
Ser consecuentes con los preceptos de nuestro Dîn “religión”, como constituye para los musulmanes el sumo respeto y amor al profeta Muhammad -Paz y bendiciones de A-lâh sean con el- es un deber ineludible y un Amana “encargo sagrado” que cumplen los musulmanes y por el que seremos contabilizados en el Día del Juicio Final.
A-lâh dice:
“Di: si vuestros padres, hijos, hermanos, esposas, vuestro clan familiar, los bienes que habéis obtenido, el negocio cuya falta de beneficio teméis, las moradas que os satisfacen, os son más queridos que A-lâh, Su mensajero y la lucha en su caminoâ€�.. Esperad hasta que A-lâh llegue con Su orden.” (Sura At-Tauba 9/24)
También dice:
“El profeta, para los creyentes, está antes que ellos mismos” (Al-Ahzab 33/ 6)
Amarle, quererle, respetarle en una forma suprema al Profeta, incluso antes que la persona misma, es parte de la sabiduría que A-lâh dictamina para los creyentes.
Las auto-denominadas potencias de occidente se preguntan estupefactas ¿De qué se trata toda esta indignación por el Profeta Muhammad? ¿Por qué la tolerancia de los musulmanes se vuelve cero? ¿Es que de verdad son fanáticos?.
La respuesta es que los musulmanes no son fanáticos, la tolerancia se vuelve cero cuando de por medio están siendo agredidos los valores religiosos, el honor, la honra, el orgullo. Este insulto proferido no solo es contra el Profeta sino contra mil quinientos millones de musulmanes o un quinto de la población mundial.
A-lâh dice:
“Os ha llegado un Mensajero salido de vosotros mismos. Le duele que sufráis, anhela vuestro bien. Con los creyentes es benévolo y compasivo”. (Sura At-Tauba 9/128).
Entonces, cuando la Ummah del Islam protesta por la difamación gráfica hecha contra el Profeta -paz y bendiciones de A-lâh sobre el- está siendo consecuente con los preceptos de su religión, esta siendo consecuente con el “encargo sagrado” que Dios Único así ordena a sus creyentes.
De igual forma, cuando los musulmanes escuchan burlas y acusaciones falsas contra otros profetas como Noe, Moisés, Jesús -la paz sea con ellos-, también este irrespeto es rechazado. A través de los tiempos A-lâh -Dios Único- se ha pronunciado pidiendo a la gente respeto, amor, entrega por quienes son Sus Enviados. En el evangelio canónico de Mateo capítulo 10 versículo 37 observamos que Jesús -paz sobre El- Dice: “El que ama padre o madre más que a mí no es digno de mí; el que ama hijo o hija más que a mí, no es digno de mi.” También en el libro de Marcos 10:29 dice Jesús -paz sobre El-: “de cierto os digno que no hay ninguno que haya dejado casa o hermanos o hermanas, o padre, o madre, o mujer, o hijos, o heredades, por causa de mi.” Los mensajes tanto del profeta Jesús- la paz sea con el- como del profeta Muhammad – paz y bendiciones de Dios sean con el-son similares en su contenido y fondo, pues ambos provienen del mismo Dios Único.
¿Entonces porque el doble estándar de medida? ¿Por qué cuando el musulmán es consecuente con los preceptos de su fe y defiende al Profeta más que a sí mismo, como está ordenado por Dios, es acusado de fanático? ¿Porque la tolerancia del no musulmán se reduce a cero y no trata de entender que el pináculo máximo de la consagración de sus valores para un musulmán están los valores de Dios y luego los valores que ocupa el Profeta?.
Para un musulmán de Medio Oriente sería paradójico, un tanto ridículo y sin sentido de que en la tribuna de un estadio de fútbol se agreda con botellas a otra persona por la diferencia en el resultado deportivo; peor aún como sucedió que en Centroamérica donde dos países se fueron a las armas por una contienda deportiva; eso se debe porque este deporte para muchos ha ocupado el lugar de su religión.
El precio que ha pagado occidente por alejarse de la Guía Divina permitiendo que los procesos laicistas tomen cuerpo con tantos “ismos” que han controlado sus sociedades en los últimos tiempos, como son: el materialismo, el evolucionismo, el secularismo, el ateísmo, etc.
El alejamiento de la Guía Divina de occidente le ha ocasionado serios y profundos desajustes y trastornos en su sistema de valores, como en el presente caso que la libertad de prensa se confunde con “libertinaje” o “modernización”.
Las administraciones gubernamentales de las naciones abanderadas del mundo occidental deberían revisar sus conceptos civilizatorios, sus políticas internacionales, el concepto de los derechos humanos, la libertad de expresión, la igualdad de gobernados y gobernantes ante la ley, no pasa de ser un simple discurso político.
En cuanto a la libertad de expresión como valor consagrado, no debe arremeter contra la honra, el honor, el pudor, como lo conceptúan otros pueblos y otras naciones. El mundo musulmán, consagra como sumo valor, el respeto y el amor hacia el Profeta -paz y bendiciones de A-lâh sean sobre el-.
Cierto es que la libertad de expresión en algunos países de mayoría musulmana tiene mucho que desear, también no es menos cierto que la libertad de expresión de algunos países de occidente ha perdido credibilidad debido a la falta de práctica, y doble discurso. La libertad de expresión entre oriente y occidente debe buscar un punto de encuentro y equilibrio donde no se hieran valores consagrados en las dos culturas.
Uno de los errores graves del mal entendido concepto de “modernización” es creer que el hombre de hoy y su sistema de valores que lo gobiernan son la cúspide máxima a la que pudo llegar el ser humano, la tesis de Francis Fukuyama y su modelo de formulación “el fin de la historia”, hace creer que la humanidad ha llegado al final de su evolución ideológica, a la universalización de la llamada democracia liberal de occidente, la que constituye la ultima forma de gobierno experimentado por la raza humana. Creer que los procesos civilizatorios anteriores no tienen valor, o se reducen a una expresión mínima comparado con el concepto de “progreso” que tienen las auto-denominadas potencias de occidente, esto es un grave error que minimiza los extraordinarios esfuerzos que hicieron nuestros antepasados para que estuviéramos en el lugar que estamos. Con un sesgo muy arrogante e inoportuno Samuel Huntington en su libro “el choque de civilizaciones” simplemente quiere reemplazar a la rivalidad de las superpotencias, y hacer ver al mundo musulmán como antagonista de occidente o viceversa, esto es otro error. Lo que sí es elocuente en el discurso de quienes lo pregonan, es que dentro de estas dos culturas hay un choque de ignorancias, de orgullos malentendidos de parte y parte. Por principio el Islam rechaza el concepto de choque de civilizaciones, pues concibe al género humano como hermanos venidos de un solo Dios, con ancestros comunes, aceptando las diferencias de los demás; no particularmente como lo enfoca este escritor, midiendo la supervivencia de occidente en la reafirmación americana para que su sistema de valores sean aceptados universalmente por todo el resto del mundo.
Paradójicamente para muchos, los países latinos y los países árabes nos encontramos unidos, segregados a pertenecer al grupo de naciones “del tercer mundo”, que comparten desde el siglo pasado una serie de discriminaciones, atropellos, arbitrariedades por las “denominadas potencias”. Los inmigrantes ecuatorianos y marroquíes son maltratados en Europa, junto con otras nacionalidades de Sudamérica y árabes del norte de África. El muro construido para evitar el paso de los mexicanos a los Estados Unidos, se parece en mucho al otro muro de la infamia construido para evitar que crucen los palestinos a los territorios ocupados.
En el caso del pueblo árabe, su protesta se hace sentir; en el caso del pueblo latino, no avanza todavía no tener una voz fuerte; cualquier intento de levantar la cabeza es tratado como “desestabilizador democrático de la región”. La diferencia real, no ficticia, esta en el puesto que ocupa sus valores de coraje, de rebeldía ante la injusticia que otorga la balanza de la religión para el un pueblo y para el otro.
Inshallah los musulmanes no claudicaremos en nuestra firme posición de cero tolerancia, hasta que los gobiernos de las prensas irresponsables garanticen con hechos, el respeto correspondiente al profeta Muhammad – paz y bendiciones de Dios sean con el- y hasta que no sea resarcida la dignidad y el compromiso de amarle y vivir según su Sunnah -tradición.
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