fbpx
Jan - Mar 2002, Other

Patrimonio lingüístico de orígen árabeen el idioma español por Equipo de Redacción


http://www.verdeislam.com/vi%5F03/VI%5F307.htm

A principios de este siglo, don Julián Ribera, que por entonces investigaba los orígenes de la literatura castellana, dio a conocer un sorprendente hallazgo que venía a contradecir la teoría admitida según la cual el origen de dicha literatura había que buscarlo en la poesía trovadoresca galaico-provenzal. Ribera había encontrado uno de esos eslabones perdidos sin los que la historia de la lengua y de la cultura española habrían mantenido una seria e importante laguna. Por el testimonio de dos escritores árabes del siglo XII supo que un poeta de Cabra, Muqaddem Ibn Muafa, llamado “el ciego”, que vivió entre los siglos X y XI, había inventado un género poético llamado muwashaha, -castellanizado por Menéndez Pidal como moaxaja-, una composición de versos cortos que rompía la tradición árabe de los versos largos y que incluía en su última estrofa versos en árabe vulgar o en la lengua romance de los cristianos.

Junto a esta estrofa apareció también el zéjel, que mezclaba indistintamente palabras o frases árabes y romances. El descubrimiento de esta literatura hispanomusulmana, y sobre todo el encuentro con el cancionero íntegro de Ibn Guzmán, poeta que vivió entre los siglos XI y XII, iba a resolver en gran parte la cuestión de los orígenes. Tanto Ramón Menéndez Pidal como Emilio García Gómez asumieron la evidencia de la cuna hispanomusulmana donde se le cantaron las primeras nanas a la lengua española.

Pero el solo testimonio de estos dos poetas árabes que encontró Ribera no bastó para convencer a la siempre petrificada sapiencia oficialista. Iba a ser necesario el hallazgo de las primeras estrofas originales, hecho éste que iba a llevar a cabo el hebraísta S.M. Stern en 1.948: veinte muwashahas hebreas, imitación de otras árabes anteriores, con inclusión de arcaicos versos romances al final. A estos versos que aparecen en castellano primitivo se les denominó jarchas. Al poco tiempo aparecieron las muwashahas árabes. De éstas, dijo Dámaso Alonso que eran “no sólo el texto más antiguo escrito en romance español sino también el primer texto lírico de la Romania y de toda Europa”.1

Dicho esto y dentro de una lógica de sentido común, no podemos obviar el hecho de que existe un importante patrimonio de origen islámico en España. Un patrimonio de carácter histórico cuya más genuina expresión está contenida en el habla y reflejada en la Lengua. Concebimos el mundo y la realidad tal y como hablamos. Las cadencias, acentos y modulaciones del habla expresan no sólo la sensibilidad sino las ideas e incluso las creencias.

La visión del mundo que el Islam, a través de la Lengua Arabe del Corán, estableció en Al Andalus afectó no sólo a los musulmanes sino a todos los habitantes de la Península. La huella de esa forma de vivir que fue la norma durante casi un milenio no pudo borrarse tan fácilmente como pretendieron algunos. Teniendo en cuenta la diferencia de nivel cultural entre cristianos y musulmanes durante la Edad Media, resulta lógico pensar que las palabras que expresaban determinadas técnicas, objetos y situaciones que no existían entre los cristianos, fuesen asimiladas por éstos directamente, ya que no podían ser traducidas. Esa pervivencia de las palabras árabes en el castellano puede darnos además una idea precisa de la situación cultural de ambos pueblos. Los musulmanes enseñaron mucho a los cristianos de Al Andalus. Como reconoce el mismo Menéndez Pidal: “nos enseñaron a proteger bien la hueste con atalayas, a enviar delante de ella algaradas, a guiarla con buenos adalides, a vigilar el campamento con robdas o rondas, a dar rebato en el enemigo descuidado.” 2

La superioridad cultural de los musulmanes hizo que se impusieran términos jurídicos que no tenían correspondencia en las estructuras sociales de los cristianos como alcalde, alguacil, zalmedina, almojarife, albacea, etc. Formas comerciales como almacén, almoneda, quilate, arroba, quintal, azumbre, almudes, cahices y fanegas.

La transmisión de técnicas y oficios es patente en alfarero, albéitar, albañil o alarifes que construían alcantarillas.

La superior agricultura impuso el albaricoque, la alcachofa, la acelga, la algarroba, la naranja y el limón, que regaban con agua extraída mediante norias de las algibes y albercas, y conducida a los campos y vergeles por excelentes acequias de albañilería.

En la garganta de los andaluces contemporáneos resuena todavía el eco de la Lengua Árabe. La misma h aspirada que sustituye en el habla a la h, como en hondo, o la s como j en sepia>jibia. En la lengua, el sufijo -í, como en nazarí o andalusí, es de origen hispanomusulmán. Pero no sólo los musulmanes impusieron el árabe como lengua de una cultura superior, sino que introdujeron palabras del latín y del griego, del persa y del indio.

La lista de los términos de origen árabe podría extenderse a más de cuatro mil vocablos. Cualquier musulmán es claramente consciente de la importancia patrimonial que tiene la Lengua, de su carácter de signo que conforma la realidad y a la vez la aprehende. La superioridad de la Lengua Árabe como sistema radical de signos, como lengua plásticamente creadora de realidad es algo plenamente aceptado. El carácter de lengua en la que Dios decide verter la Revelación, tocándola con una sobrenaturaleza que será ya suya para siempre, se halla corroborada en el propio Corán:

“Sabemos que dicen: a este hombre le enseña sólo un simple mortal. Pero aquel en quien piensan habla una lengua no árabe, mientras que ésta es una lengua árabe clara.” (16-103)

El equipo de redacción de Verde Islam quiere, con la publicación de términos castellanos de origen árabe, extraídos de la última versión del Diccionario de la Real Academia Española de la Lengua, contribuir al conocimiento del patrimonio histórico español de origen islámico, siendo conscientes de la enorme importancia que tiene la Lengua, máxime en una actividad como la nuestra, donde es la herramienta fundamental de cualquier posibilidad de comunicación y entendimiento.

Notas
1. Juan Luis Alborg.”Historia de la Literatura Española”. Ed. Gredos. Madrid. 1972
2. R. Menéndez Pidal. “Manual de Gramática Histórica Española”. Ed. Espasa Calpe. Madrid 1.973.

Leave a Reply